Cuando era pequeña, me pasaba la vida con el dedo pulgar en la boca y mi peluche favorito debajo del brazo. El pobre peluche estuvo muchísimos años a mi lado, pero acabó llenito de parches por todos lados.
Nunca he sido de mantitas de apego, de echo, no sabía ni que existían hasta que se la vi a la hija de una amiga. Su mantita de apego era igual de inseparable, que mi muñeco para mi.
En cuanto vi en las redes una mantita de apego con amigurumi, me propuse hacer una, a pesar de no tener hijos.
Estas son para la feria y he hecho sus sonajeros a juego con las mantitas.
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